El 26 de julio de 711, las tropas musulmanas lideradas por Tariq ibn Ziyad derrotaron al rey visigodo Rodrigo en la batalla de Guadalete. Descubre cómo este evento marcó el colapso del reino visigodo y el inicio de la dominación islámica en la península ibérica.
La Batalla de Guadalete: El día que cayó el reino visigodo
El día que cambió Hispania: la batalla de Guadalete
En el verano del año 711, entre el 19 y el 26 de julio, se libró un enfrentamiento que alteró el curso de la historia peninsular. En las cercanías del río Guadalete, en la actual provincia de Cádiz, las tropas musulmanas comandadas por Tariq ibn Ziyad se enfrentaron al ejército visigodo liderado por el rey Rodrigo.
La victoria de los invasores no solo significó la caída de un monarca, sino el colapso de una civilización que había gobernado Hispania por más de dos siglos.
Un reino fracturado desde dentro
El reino visigodo, con capital en Toledo, se encontraba en una situación crítica. La muerte del rey Witiza en 710 desató una lucha por el trono entre Rodrigo, duque de la Bética, y los partidarios de Agila II, hijo del difunto monarca. Esta división interna debilitó la estructura política y militar del reino. Como lo relata la Crónica mozárabe de 754, “Rodrigo se fue a los montes Transductinos para luchar contra ellos y cayó en esta batalla al fugarse todo el ejército godo”, una frase que resume la desorganización y traición que marcaron el enfrentamiento.
Tariq ibn Ziyad y el cruce del estrecho
El general bereber Tariq ibn Ziyad cruzó el estrecho de Gibraltar en la noche del 27 al 28 de abril de 711 con aproximadamente 7.000 soldados. El desembarco en la roca que hoy lleva su nombre (Gibraltar, de Jabal Tariq) fue facilitado por el conde Julián, gobernador de Ceuta, quien buscaba vengarse de Rodrigo por la supuesta violación de su hija Florinda, conocida en la tradición como “La Cava”.
Las tropas musulmanas tomaron Algeciras y derrotaron a fuerzas visigodas locales. Tariq recibió refuerzos enviados por Musa ibn Nusair, gobernador del Magreb, elevando su ejército a unos 12.000 hombres.
El enfrentamiento y la traición interna
Aunque tradicionalmente se ubica la batalla en el río Guadalete, algunos historiadores como Sánchez Albornoz y García Fitz han propuesto ubicaciones alternativas como la Laguna de La Janda o el río Barbate. Lo cierto es que el enfrentamiento ocurrió en una zona estratégica entre Medina Sidonia y Vejer, donde los caminos y recursos eran clave para la logística militar.
Rodrigo, tras enterarse de la invasión, reunió un ejército en Córdoba y marchó hacia el sur. Las estimaciones varían entre 2.500 y 40.000 soldados visigodos, aunque muchos eran reclutas improvisados. El choque comenzó con escaramuzas y cargas de caballería, pero la superioridad táctica de los musulmanes, sumada a la traición de los hijos de Witiza que abandonaron el campo de batalla, selló la derrota visigoda.
El caballo de Rodrigo fue hallado asaetado a orillas del río, pero su cuerpo nunca fue encontrado. Como escribió Salvador Martínez Cubells en su obra pictórica sobre la batalla, “el rey cayó sin gloria, y con él se hundió un reino”.
El avance musulmán tras la victoria
Tras la victoria, Tariq marchó hacia Córdoba y luego a Toledo, que fue tomada sin resistencia. La capital visigoda había quedado desprotegida, y la nobleza estaba desarticulada. En menos de tres años, casi toda la península ibérica quedó bajo control musulmán.
El historiador Hugh Kennedy señala que “la rapidez del avance musulmán fue posible gracias al colapso político visigodo y a la colaboración de sectores hispanorromanos y judíos, marginados por el régimen anterior”.
El legado de la conquista
La victoria en Guadalete no solo fue militar, sino civilizatoria. El dominio musulmán trajo consigo avances en arquitectura, agricultura, ciencia y filosofía. El Emirato de Córdoba se convirtió en uno de los centros culturales más importantes de Europa medieval.
La historiadora María Jesús Viguera afirma que “la batalla de Guadalete fue el umbral de una nueva era, donde la península ibérica se convirtió en crisol de culturas”.
Una batalla que definió siglos
La derrota de Rodrigo en Guadalete marcó el fin del reino visigodo y el inicio de Al-Ándalus. La islamización de la región transformó la religión, la política y la cultura de Hispania. En menos de una década, los musulmanes consolidaron su dominio, estableciendo pactos con líderes locales como Teodomiro, y sentando las bases de una nueva civilización.
Como escribió el cronista Ibn Hayyan siglos después, “el río Guadalete fue testigo del nacimiento de una nueva luz sobre la tierra de los romanos”.